MEJORA LA SEGURIDAD INDUSTRIAL, PERO FALLA LA SALUD OCUPACIONAL. SIN REMEDIO LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES
Queremos compartir esta noticia de un periódico nacional, que a nuestro parecer resultará sin lugar a dudas muy interesante, ya que aunque es una noticia vieja nos proporcionara un punto de partida para poder comparar con nuestra realidad actual y así poder verificar si han cambiado sustancialmente las condiciones actuales de seguridad industrial y salud ocupacional.
Pese a que en materia de seguridad industrial las empresas han logrado importantes avances, representados en la disminución de accidentes de trabajo, la salud ocupacional aún está en la sala de espera. Debido a que las enfermedades profesionales se generan en un período largo --cinco, diez o 15 años--, en Colombia no hay estudios ni médicos especializados.
Por: Por MARTIN ROSAS B. Redactor de EL TIEMPO
21 de noviembre de 1990
Por su formación y práctica, el médico general no está en capacidad de hacer un diagnóstico de salud ocupacional.
Por eso, es frecuente ver que los médicos atiendan a pacientes con tos y automáticamente sentencien: Eso es una simple gripa , sin siquiera preguntar qué tipo de labores desempaña en la empresa y bajo qué condiciones. Así, la tos del trabajador puede provenir de una alergia o de algún contaminante en el medio de trabajo.
Aunque en los últimos 15 años se ha duplicado el número de afiliados al sistema de seguridad social y la tasa de accidentalidad se ha reducido del 11.5 por ciento en 1971 al 4.4 en 1987, el gran problema del país es la falta de una cultura de seguridad.
Según Alfonso Rojas Gutiérrez, director ejecutivo del Consejo Colombiano de Seguridad (CCS), el colombiano no ha sido formado con los criterios de la seguridad.
Esto es válido para cualquier trabajador, desde el obrero raso hasta el alto ejecutivo. Por eso no existen cursos sobre seguridad, incluso las facultades de medicina no contemplan cátedras de salud ocupacional ni mucho menos una especialización en la materia.
Las empresas han tomado conciencia de sus responsabilidades de seguridad industrial y salud ocupacional, impulsada, también, por la legislación.
El punto culminante de esta normatividad es la Resolución 1016 de 1989 que obliga a todas las empresas a desarrollar un plan de seguridad y salud ocupacional. Preocupaciones Aunque las empresas, especialmente las grandes, vienen cumpliendo con la norma (el sesenta por ciento ya tiene sus planes), estos programas cubren únicamente al 33 por ciento de la población económicamente activa.
Por fuera está gran número de trabajadores de la pequeña y mediana industria y de la economía informal, quienes muchas veces trabajan en condiciones infrahumanas.
Otra falencia se presenta en el área rural. Los sectores de la agricultura y la ganadería ocupan el primer lugar en las demandas de atención por accidentes, con un 12.24 por ciento.
Le siguen la construcción, con 8.10 por ciento, la industria de alimentos y bebidas, con 7.67 por ciento, y la industria metal mecánica, con 7.60 por ciento.
El director ejecutivo del CCS señaló, además, otras preocupaciones en la aplicación de las medidas de seguridad industrial y salud ocupacional.
Frente al proceso de apertura económica, Rojas dijo que el Gobierno no ha establecido los mecanismos para evitar riesgos personales con la importación de equipos y tecnologías extranjeras, muchos de ellos ya obsoletos en los países desarrollados.
Por ejemplo, dijo que algunos importadores, para ahorrarse algunos pesos, no traen las máquinas con los aditamentos de seguridad con que fueron diseñadas.
De otro lado, la dispersión de funciones en la aplicación y control de las normas (Ministerios del Trabajo y Salud) ha dificultado la coordinación y puesta en marcha de los programas.
Finalmente, Rojas señaló que el sistema de niveles y rangos no ha servido para estimular o amonestar a las empresas. Según este sistema, a las empresas que cumplan con las normas de seguridad se les rebaja el valor de los aportes al Instituto de Seguros Sociales.
Por el contrario, a las que no tengan programas de seguridad y salud ocupacional, se les incrementa el valor de las cuotas. La aplicación de estas medidas estimularía a las empresas que hacen inversiones en este campo y castigaría a las que no las realizan.